El pueblo romano era supersticioso, tenían una cantidad inigualable de dioses muy aparte de los dioses olímpicos que se encontraban hasta en el inodoro, pero no solo el romano temía a estos dioses sino también a la envidia y mala energía de sus congéneres, para protegerse de estos problemas los romanos como los de Pompeya - cuidad arrasada por el Vesubio - dibujaban en las puertas de sus hogares penes de dimensiones míticas y escribian "Aquí yace la felicidad", sin lugar a dudas estos penes representaban a Príapo - hijo de Marte y Venus - que según los antiguos alejaba a los ladrones, mal de ojo y además garantizaba abundancia.
Sería una casa particular la que dé la bienvenida con este tipo de anuncios en la actualidad pero lo romanos eran muy abiertos de mente y esto lo tomaban como un asunto religioso.